La lucha por la libertad de prensa continúa
Imagine un mundo en el que no hay derecho a informar, a investigar y narrar lo sucedido, a cuestionar o expresar una opinión. Un mundo en el que la oscuridad inunda todos los rincones de la vida, donde la verdad es marginalizada y el poder del conocimiento se desconoce.
Imagine este mundo, sin libertad de expresión, ni personas que la defiendan. Un mundo en el que prevalece la impunidad para los indecibles crímenes de los cuales son víctimas millones y millones de personas. Actos atroces que silencian las críticas y siembran miedo y violencia a voluntad. Cuando un gobierno se niega a actuar frente a tales delitos, la ley y el orden se convierten en bienes negociables, y la justicia, en una escalofriante herramienta de represión.
Un mundo en el que hombres y mujeres viven en el exilio, lejos de sus hogares, declarados como enemigos por los mismos estados por cuya existencia y construcción lucharon toda su vida.
Un mundo en el que la corrupción ensucia las manos de las propias autoridades. Donde su voz es desoída, su opinión rechazada y sus intereses ignorados.
Un mundo en el que los que defienden la verdad, publican los hechos y denuncian la tiranía son perseguidos, detenidos, torturados y reducidos al silencio. Un mundo donde el miedo a las represalias es omnipresente, acechando detrás de cada palabra y de cada línea, donde la autocensura se convierte en la única norma.
Un mundo que condena abiertamente a la prensa independiente, considerada como una plaga a erradicar; donde la pobreza, la guerra, el abuso sexual, la corrupción, el tráfico ilegal de personas, la esclavitud y el genocidio son moneda corriente, sin que nadie puede informar al respecto.
Hoy en día, esta es la realidad cotidiana de más de cinco mil millones y medio de personas.
Usted lo sabe porque forma parte del afortunado 17% de la humanidad que goza de plena libertad de expresión.
Este conocimiento constituye un poder único. Aprovéchelo y ayúdenos a cambiar las cosas.
Desde hace más de 60 años, esta asociación trabaja con la certeza de que una prensa libre e independiente desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de las sociedades democráticas y el respeto de los derechos humanos.
Llevar acabo nuestros objetivos no es tarea sencilla, pero la determinación de luchar por la defensa de los derechos y las libertades fundamentales de la humanidad, aun cuando sólo una ínfima parte de esa humanidad tenga acceso a ellos, debería inspirar a todos aquellos sensibilizados con los derechos humanos a promover una prensa libre e independiente en el mundo.
Una prensa libre forma parte intrínseca del derecho a la libertad de expresión, sirviendo de escudo para salvaguardar el acceso al conocimiento y a la información, tal como lo establece el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Una prensa libre es la ventana que permite revelar los abusos y violaciones a uno de los derechos más fundamentales del ser humano.
Nos recuerda que expresar una crítica, exigir responsabilidades y justicia son derechos inalienables de todos, y no sólo de unos pocos.
En definitiva, la libertad de expresión es el derecho que sustenta todos los demás derechos.
Alrededor del mundo, profesionales de los medios de comunicación son víctimas de violencia física y persecución, ya sea por parte de autoridades públicas, agrupaciones terroristas o criminales. Aquellos que se atreven a denunciar a los gobiernos, informar de conflictos o investigar casos de corrupción y crimen son objeto de agresiones diarias –a menudo mortales–.
Ellos son editores, redactores y periodistas valientes que, pese a las posibles represalias, continúan narrando sucesos e informando a la gente de su derecho a conocer la verdad.
Juntos podemos llevar la luz a los rincones más oscuros del mundo, velar por que estas voces jamás sean calladas, y por que sus palabras sean por siempre escuchadas. Ayúdenos a hacer de la libertad de prensa una realidad, para todos.
