La cobertura informativa del conflicto armado en su Colombia natal, el tráfico de drogas y la sensibilización en materia de violencia de género han supuesto el grueso de la labor periodística de Jineth Bedoya Lima en las últimas dos décadas. En la actualidad es subeditora del periódico colombiano El Tiempo, y además de ser una ponente de renombre internacional, es también una de las principales voces que denuncian la violencia sexual contra la mujer.

La trayectoria profesional de Bedoya ha estado marcada principalmente por sus experiencias personales en el trabajo. El 25 de mayo del año 2000, fue a la prisión La Modelo por encargo del périódico El Espectador para investigar la presunta venta de armas entre los paramilitares y los funcionarios del Estado. Mientras estaba allí, fue secuestrada, torturada y agredida sexualmente por tres paramilitares. Durante el ataque, uno de los perpetradores le dijo: "¡Preste atención!, estamos enviando un mensaje a la prensa en Colombia". 

En 2003, mientras trabajaba para El Tiempo, fue secuestrada de nuevo por las FARC, que la retuvieron durante cinco días. 

Desde entonces, Bedoya se ha convertido en una de las principales defensoras de la lucha contra la impunidad y los derechos de las mujeres afectadas por la violencia política en Colombia. En 2009, lanzó la campaña "No es hora de callar" para denunciar la impunidad habitual y sistemática en los casos de violencia sexual dentro del conflicto armado interno de Colombia. 

En 2012, sus esfuerzos fueron finalmente reconocidos cuando la Fiscalía General de la Nación de Colombia anunció que su tortura y agresión sexual constituían un delito de lesa humanidad. Dos años más tarde, el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, designó el 25 de mayo, aniversario de los ataques a Bedoya, como el "Día Nacional de la Dignidad" para las víctimas de la violencia sexual en el marco del conflicto armado interno.

Colombia sigue siendo uno de los países más peligrosos para los periodistas del hemisferio occidental, ya que los trabajadores de los medios de comunicación son frecuentemente blanco de ataques, secuestros, amenazas y asesinatos. En 2020, Reporteros sin Fronteras (RSF) clasificó a Colombia en el puesto 130 de su Índice Mundial de Libertad de Prensa.

El actual conflicto del país entre el gobierno nacional, los grupos paramilitares de extrema derecha y las organizaciones guerrilleras de extrema izquierda, como las FARC y el ELN, ha tenido efectos devastadores en la capacidad de los medios de comunicación para producir noticias independientes. Mos grupos rebeldes siguen trabajando para silenciar a los medios de comunicación comunitarios y la autocensura sigue siendo común entre periodistas para evitar el acoso.

Pero Bedoya siempre se ha negado a ser silenciada, incluso frente el acoso, el secuestro y la agresión sexual, lo que le ha llevado a recibir numerosos premios durante su carrera en  reconocimiento a su coraje y determinación.

En el año siguiente a su secuestro (2001), Bedoya fue galardonada con el Premio Internacional de Libertad de Prensa, otorgado por la organización canadiense CJFE (Canadian Journalists for Free Expression) , y el  Premio Internacional a la Mujer de Coraje otorgado por la International Women's Media Foundation (IWMF).

En 2016 Bedoya fue nominada para el Premio Nobel de la Paz por su trabajo en la defensa de los derechos de la mujer como resultado de su amplia campaña contra la violencia de género y la impunidad en Colombia. Ese mismo año recibió el Premio Nacional al Mérito Periodístico por sus más de 20 años de compromiso profesional. 

Y en agosto de 2019, Bedoya fue galardonada con el Gran Premio Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que honra su valor y determinación frente a la injusticia, y su importante labor concienciando a la sociedad acerca de los riesgos a los que se enfrentan muchas mujeres periodistas. 

Ese mismo año, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reconoció a Bedoya como víctima y declaró al Estado colombiano responsable de los actos cometidos contra ella casi dos décadas antes. De esta manera, Bedoya se ha convertido en la primera víctima en llevar la violencia sexual cometida en Colombia ante un tribunal internacional, cuando la CIDH decidió presentar el caso de Bedoya ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en julio de 2019. 

"Por primera vez, Colombia va a ser juzgada por crímenes de violencia sexual en el contexto de un conflicto armado, un acto que es un crimen de guerra y contra la humanidad", dijo Bedoya. "Se abre una puerta muy grande para la justicia en los tribunales internacionales".

En abril, pocos meses antes de recibir la Pluma de Oro de la Libertad, Bedoya fue galardonada con el Premio Mundial de Libertad de Prensa UNESCO-Guillermo Cano 2020, un premio anual que reconoce una contribución destacada en la defensa o promoción de la libertad de prensa y que coincide con el Día Mundial de la Libertad de Prensa. 

Bedoya afirma que su lucha por la justicia - tanto la suya propia como la de las mujeres de todo el mundo que han sufrido violencia sexual - sigue adelante. Actualmente es la líder regional de la iniciativa #MiVozCuenta, que trabaja para denunciar la explotación sexual de niñas y adolescentes. El premio Pluma de Oro es, por tanto, un testimonio de su dedicación a la igualdad de género, pero también de su lucha por la libertad de prensa en Colombia.

"Más que un honor, este premio es una gran responsabilidad", dice Bedoya. "Representa para mí la responsabilidad de trabajar por la libertad de prensa para todos los periodistas a nivel mundial de una manera más decidida y dedicada".

Premios:
2020 – Premio Mundial de Libertad de Prensa UNESCO-Guillermo Cano

2019 – Gran Premio Libertad de Prensa, Sociedad Interamericana de prensa (SIP)

2016 – Premio Nacional al Mérito Periodístico, Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB)
2001 – Premio Internacional a la Mujer de Coraje, International Women's Media Foundation (IWMF)
2000 – The CJFE International Press Freedom Award, Canadian Journalists for Free Expression (CJFE)