La revista semanal británica The Economist, que existe desde 1853, se sumó a las redes sociales en los últimos tiempos. Aunque llegó un poco tarde a esta arena, muy pronto capturó a 52 millones de usuarios en todas sus redes.
Hoy, en la tercera jornada de la LATAM Digital Media 2017, Adnan Sarwar, su Community Editor dio una ponencia acerca del modo de potenciar una marca tradicional en el entorno digital, en la que explicó en dónde se encuentra el medio, a dónde quiere ir y qué ha aprendido en el camino hasta ahora.
Sarwar, que ganó el Premio Financial Times Essay en 2013 con un ensayo en el que relataba su experiencia en el ejército británico, lidera ahora un equipo de redactores y productores que generan contenidos para los canales de redes sociales de The Economist, enfocados en reforzar las palabras del semanario, producir gráficos, imágenes y contenidos audiovisuales.
“Al principio, conseguimos a dos personas que trabajaban de un modo furioso: publicábamos la revista el jueves y esas dos personas leían las 60 mil palabras del papel y, con base en eso, hacían anuncios en Twitter”, dijo Sarwar. Rápidamente, se hizo evidente que dos personas eran pocas. “Ahora somos tres editores y manejamos un equipo diverso de diez, con fellowships y gente que trae conocimientos del mundo exterior y nosotros los recibimos con beneplácito”.
¿Estar en las redes sociales es una decisión correcta para los diarios y las revistas? “Sí”, dijo Sarwar. “Somos una revista basada en suscripciones y gracias a las redes sociales hemos podido llegar a un público nuevo en todo el mundo, que de no ser por esto, no nos habría conocido. Es gente optimista, materialista, ética y dispuesta a ofrecerse”. Para The Economist, la cantidad total de conexiones ha crecido en un 60 por ciento si se compara el primer trimestre de 2017 con el primero de 2015.
Hasta hace unos años, las revistas eran la fuente de noticias donde la gente depositaba la mayor cantidad de confianza: el 72 por ciento de los lectores, según Sarwar, le daban un voto de confianza. “Ahora, en las plataformas de redes sociales hay que seguir siendo quien uno dice que es”, continuó. “¿Hay que estar en todas? No. ¿En cuáles? Eso depende de quién es uno. Somos una revista que publica muchos artículos y tenemos que llegar de algún modo a los teléfonos de las personas”.
En Facebook hay 2.000 millones de cuentas: “Es la red más poblada e impulsa muchas suscripciones”, dijo el Community Editor de The Economist. “Gracias a las redes sociales hemos crecido un 23 por ciento en el último año en suscripciones, y un 356 por ciento en los últimos cinco”.
Sarwar agregó que el 42 por ciento de los lectores de 18 a 34 años han pagado por noticias en línea: “Esto es lo opuesto a lo que pensábamos hace algunos años, cuando creíamos que los jóvenes no iban a pagar”, dijo. Pero ¿dónde está esa gente? Por ejemplo, en Snapchat, para la cual The Economist tiene una editora especialmente asignada. O en Linked-In, donde la revista se introdujo en 2005 para descubrir que la gente de negocios también tiene interés en la cultura, y para crecer utilizando esa información.
En Facebook, los usuarios de The Economist eligen gráficos y editoriales. “El video anda muy bien, pero no es para todas las historias”, explicó el Community Editor. “Producimos menos artículos que nuestros competidores porque somos un semanario, lo que significa que a veces tenemos que negarnos a algunas historias, pero por otro lado sabemos que la repetición compulsiva abruma y aburre a la gente”. Por último, Sarwar dejó en claro que no es un adicto a las redes: “Siempre miramos a la data, pero no dejamos que nos dicte nuestra línea editorial”.
Texto: Javier Sinay
Distintas Latitudes realiza la cobertura de los paneles y conferencias de la Digital Media LATAM 2017.