La inexistencia de censura significa la inexistencia de prohibiciones sobre contenidos concretos, restricciones previas a la publicación de información, órdenes sobre los temas que pueden tratar los medios y amenazas de multas cuantiosas o penas de cárcel.
«La censura es la influencia del Estado en el contenido de los medios de comunicación», afirma Carlos Cortés Castillo, ex-director ejecutivo de la Fundación para la Libertad de Prensa (Colombia). «En este sentido, no se trata de una tendencia de la región, pero en algunos países observamos elementos que nos inducen a pensar que algunos gobiernos sí siguen esta estrategia».
Como ejemplos problemáticos, Cortés citó leyes aprobadas en Bolivia, Ecuador, Venezuela y Argentina que pueden ser utilizadas para censurar a la prensa.
En algunos casos, las leyes pueden haber sido redactadas por una buena causa como combatir el racismo y la discriminación. En Bolivia, por ejemplo, estas leyes exigen a la prensa que respete la dignidad de todas las personas, pero la infracción de esta ley se puede sancionar con multas cuantiosas y penas de cárcel. Otro ejemplo es el caso de Argentina, donde una ley concebida para proteger a los niños de la obscenidad puede desembocar en la anulación de licencias si se infringe. En Venezuela ocurre lo mismo con una ley de «responsabilidad social».
«Estas leyes tienen un efecto paralizante», afirma Cortés. «Hay quien dice que nunca desembocarán en una multa o una pena de cárcel, pero igualmente influyen. El riesgo de que el Gobierno pueda utilizarlas en cualquier momento cada vez es mayor».