WAN-IFRA: ¿Cuál es la esencia de la iniciativa WdK y qué beneficios concretos puede aportar a los interesados?
HANS JOACHIM WOLFF: Los participantes, con cada uno de sus eventos propios, proceden de los más diversos sectores, como arte, cultura, formación, industria creativa, medios y tecnologías. Dentro de la iniciativa ha surgido la posibilidad del intercambio interdisciplinario y del debate en torno a la veloz transformación de la sociedad a través de la comunicación moderna. Los objetivos vinculantes de participantes y visitantes de los más de 50 eventos es poner de manifiesto y compartir posibilidades y visiones, oportunidades y riesgos, aprender para el futuro y ayudar a las personas a aprovechar las ofertas de forma consciente e individual. Con ello, queremos contribuir a una evolución duradera y generalmente aceptada de nuestra sociedad de comunicación e información, bajo el lema: Informar. Comprender. Modelar.
WAN-IFRA: Las nuevas tecnologías, sobre todo Internet y móvil, han transformado de forma definitiva el entorno privado y profesional. La frecuencia de la comunicación aumenta, pero la profundidad parece disminuir. ¿Qué efectos tiene este fenómeno sobre el comportamiento social del individuo y de la sociedad?
HANS JOACHIM WOLFF: Son precisamente esos efectos los que tratamos de analizar con los implicados en la iniciativa, ya que nos encontramos en un proceso movido por la tecnología que no termina nunca. Es decir, cada vez surgen más ‘mundos paralelos’ de ámbitos de la sociedad y generaciones que se comunican de forma diferente, y que no se pueden comparar con las barreras idiomáticas y sociales conocidas hasta ahora. Reunirlos a todos es el desafío al que nos enfrentamos si no queremos que la discrepancia entre lo técnicamente posible y lo socialmente aceptable aumente cada vez más. Y es que cada generación tiene sus formas de comunicación preferidas que ha aprendido de forma intuitiva. Evidentemente, eso no puede verse de forma absoluta, pero la tendencia sí se perfila actualmente. Si yo utilizo sobre todo el correo electrónico y el teléfono como principales medios de comunicación, la situación se mantiene en la generalidad porque mis amigos y conocidos de la misma generación lo hacen también. Lo mismo sucede con la generación Facebook, etc. La necesidad de presentarse a sí mismo, de comunicarse no ha cambiado, pero sí lo han hecho las posibilidades para satisfacer esta necesidad. Sería demasiado simple condenar de forma generalizada las crecientes posibilidades de comunicarse en ciertos ámbitos. Se trata más bien de que cada individuo aproveche y evalúe de forma sensata y personal las posibilidades y los riesgos que entrañan los nuevos medios. Para lo que, dicho sea de paso, se tiene que garantizar el acceso a estos medios para todo el mundo. Actualmente es casi inconcebible que en la Alemania de los años 60 fuera algo especial poseer un teléfono privado; de hecho, el DVPT fue fundado en su momento para luchar por que todos los ciudadanos del país tuvieran este derecho.
WAN-IFRA: Además del periódico (impreso y digital) existen muchas otras fuentes de información. ¿Cree que esta cantidad de canales y el consumo fragmentado ponen en entredicho –sobre todo entre los jóvenes- el papel del periódico como medio informativo y formador de opinión?
HANS JOACHIM WOLFF: Sin querer entrar en profundidad en el tema periódico, en nuestra opinión, aquí –como en otros ámbitos- se plantea la cuestión de los futuros modelos de explotación. ¿Puede mantenerse la calidad con presupuestos cada vez menores? Al igual que en otros campos, considero que uno tiene que liberarse completamente y desarrollar constantemente nuevos métodos orientados a garantizar la supervivencia del modelo de negocio establecido. Aquí se puede establecer el paralelismo con la industria de la música; se puede plantear la cuestión: ¿qué fue antes: la inflación de contenidos o la caída de precios? También en este sector se han desarrollado nuevos modelos tras un largo y doloroso proceso. Pero también aquí, este proceso no ha terminado y ha desembocado en una limpieza de mercado.
En el mejor de los casos, además del negocio diario –que sigue constituyendo la parte más importante de los ingresos– la editora debería establecer grupos internos de investigación que desarrollen desde el principio y de forma continua modelos propios, y que los lleven a su madurez para el mercado, de acuerdo con las nuevas necesidades.
Nosotros tampoco hemos encontrado la piedra filosofal todavía; como mucho, piedrecitas. Pero por lo pronto, una nueva valoración del tema información es sin duda muy importante. Conviene empezar con ello en la escuela, hay que analizar el tema desde el punto de vista de la calidad y la valoración, para poder soltar en esta sociedad informativa de rápida transformación ciudadanos con competencias mediáticas, autónomos y convencidos de nuestro sistema de medios.
WAN-IFRA: Ante la ingente oferta de información, la comunicación puede muy bien convertirse en un factor de estrés para el individuo. ¿Se corre el riesgo de que cada vez más personas se conviertan en ‘objetores de comunicación’?
HANS JOACHIM WOLFF: La mayoría de los jóvenes entra en contacto de forma natural e intuitiva con esta plétora de posibilidades, de modo que, al menos ellos, no se ven en la situación de tener que adaptarse a algo totalmente nuevo. Es sencillamente una parte de su vida. Esta relación vivida se reflejará igualmente en los usos comerciales futuros y no constituirá por tanto un gran cambio. Así, el número de usuarios que prefieran otra alternativa no cambiará mucho con respecto a hoy, sobre todo si tenemos en consideración que aspectos muy relevantes de la vida social y profesional dependen de hasta qué punto estoy dispuesto a plantearme las posibilidades actuales y servirme de ellas.
Pero, evidentemente, la sociedad ‘Always-On’ exigirá su tributo si en el futuro no somos capaces de crear puestos de trabajo que permitan al individuo alcanzar un equilibrio personal entre el tiempo ‘On’ y ‘Off’, y no estar sometido a una presión permanente. Ya no podemos frenar esta evolución, y mucho menos volver atrás. Así que tenemos que acostumbrarnos a convivir con ella.
WAN-IFRA: Facebook, Twitter, etc., han inaugurado una forma de comunicación que ha encontrado una gran aceptación, especialmente entre los jóvenes. Estas plataformas también ofrecen a las editoras interesantes posibilidades para entrar en contacto directo con sus audiencias y utilizarlas como fuente de información. ¿Cree que este es el camino para crear una relación duradera con el lector?
HANS JOACHIM WOLFF: Si se adecuan al medio en cuestión, los medios sociales están sin duda predestinados para la interacción con los grupos objetivo correspondientes, por ejemplo para llevar a cabo sondeos. Lo que no se debe hacer como empresa es intentar utilizarlos como plataforma de venta directa. Es lo que han demostrado claramente los últimos años.
En el futuro, seguro que surgirán conceptos integrados en los que el usuario puede acceder a contenidos procedentes de otros medios según la plataforma que prefiera. Ese camino se perfila en la evolución del comportamiento del usuario.
La idea es que las empresas –y con ello, los periódicos– asuman que los medios sociales han de convertirse en un componente fundamental de su estrategia de comunicación. No se trata solo de integrar los canales existentes, sino de pergeñar a tiempo estrategias para las posibilidades venideras. Esto solo es posible si se llevan a cabo profundas transformaciones en la estructura de la empresa.
WAN-IFRA: En su opinión, ¿en qué dirección evolucionará la comunicación en el futuro, a través de qué canales tendrá lugar y de qué herramientas técnicas nos serviremos?
HANS JOACHIM WOLFF: Actualmente nos encontramos en un estado de acceso y demanda: en primer lugar establecemos una conectividad con Internet para solicitar allí la información que deseamos. En el futuro, no accederemos a Internet, sino que seremos una parte de él. Los datos sobre nuestra salud se transmitirán en tiempo real al servicio sanitario de nuestra confianza. Nuestro entorno –privado o social– sabrá lo que preferimos y los aparatos que nos rodean nos propondrán una oferta confeccionada a la medida. Mientras nos acercamos al televisor, él ya sabrá lo que nos gustaría ver y nos ofrecerá una selección individualizada. Nuestra mesilla de noche indicará a nuestros smartphones que cambien el tono de llamada por la función despertador cuando nos vayamos a la cama.
Las interfaces se volverán inteligentes y estarán vinculadas a Internet. Con ello se le plantean nuevos desafíos a los derechos de la personalidad y la protección de datos. La información y su valoración constituyen el reto de nuestro tiempo.